ARGENTINA

A tí que estás herida mortalmente
y sangras por tus cuatro puñaladas,
a tí que te trataron a patadas
y te estafaron incansablemente.

Que el más sutil veneno lo inventaron
para dejarte yerta por completo
y te trataron íntegro el respeto
violando la razón con que te armaron.

A tí que te robaron y no entiendes
porque razones te pusieron presa,
que les serviste una opulenta mesa
y aunque la envilecieron no te ofendes.

Que las enormes extensiones verdes
que alimentaban tan vital ganado
las convirtieron en extraño arado
transformándolo en dólares que pierdes.

De fácil prostituta te trataron
los grises militares salvadores
y los otros civiles redentores
tus terminados senos succionaron.

Perdí mi fé, ya se secó mi amor
sólo me atan tus flacos habitantes
ese interior de seres importantes
absurdos ingenieros del dolor.

Eduardo Tomás Suarez